Según un estudio realizado por Santillana Compartir, las familias valoran enormemente el esfuerzo realizado por los centros educativos durante la pandemia, pero creen que ha llegado el momento de integrar permanentemente la tecnología en las aulas una vez que volvamos a la presencialidad. Consideran que durante este año y medio surgió un nuevo tipo de alumno; más autónomo, proactivo y con mayor pensamiento crítico.

Para llegar a esta conclusión se debieron sortear varios problemas, según señala Ximena Álvarez, Gerente Servicios Educativos Santillana Compartir, “en primer lugar, la falta de una cultura digital sólida hizo que la adaptación a la educación a distancia fuera un proceso “complejo y dificultoso”, tanto para estudiantes como para colegios. No obstante, en una segunda etapa, se consiguió mayor eficiencia en los procesos de enseñanza-aprendizaje, reconociéndose el esfuerzo de los profesores por reinventarse”.

Según detalla el estudio, tres de cada cinco familias señalan la necesidad básica de que los colegios y escuelas integren de manera cotidiana, normalizada e intensiva la tecnología en el día a día del aula, una vez se vuelva a la presencialidad plena. De hecho, este estudio confirma que la tecnología ha sido un fenómeno clave durante la pandemia, debido al auge del teletrabajo y la educación a distancia, así como por su importancia en el ocio y la comunicación con familiares y amigos.

En esta misma línea, a lo largo de este tiempo destaca la actitud colaborativa y capacidad de adaptación de los alumnos. “Hoy están convencidos de que esta experiencia les ha servido para motivarse y adquirir nuevas competencias digitales que les serán de utilidad en el futuro. Afirman que gracias a la tecnología la educación a distancia ha ido más allá del estudio, ya que no se limita sólo a aspectos curriculares y les permite seguir interactuando socialmente, beneficiando su desarrollo cognitivo”, detalla Álvarez.

Para finalizar, la encargada del proyecto Compartir, comenta que “es importante entender que no podemos seguir viendo a la tecnología y la educación como asuntos que corren por caminos separados, sino más bien como piezas de un motor que acelerará la transformación del aprendizaje a nivel mundial”.