Es así como desde hace más de seis años se vienen desarrollando acciones en alianza con la Red de Empresas UPPI (Unidos por la Infancia), siendo Santillana uno de los socios fundacionales, en pro de incentivar, junto con todas las empresas que la conforman –más de 50–, la realización de foros, coloquios y conversatorios orientados a promover de forma sustentable las políticas en favor de la protección de la infancia, lo cual se alinea con los compromisos nacionales e internacionales de Chile para poner fin al trabajo infantil el año 2025 como una meta regional. Es prioritario que estos desafíos se hagan extensibles a escala mundial, tomando en consideración que la Iniciativa regional se ha convertido en la plataforma de cooperación propicia para articular y coordinar los esfuerzos a nivel intersectorial, intergubernamental e interinstitucional en torno al logro de la meta 8,7 de la Agenda 2030.
El virtuosismo de UPPI es que activa diversas ayudas solidarias, sin fines de lucro, que buscan potenciar acciones prosociales que vinculan al mundo empresarial con instituciones públicas. Además fomenta el diálogo y la discusión sobre la importancia de la infancia como etapa primordial en el desarrollo de las personas, vela por que se respeten los derechos de los niños, niñas y adolescentes e instala en el consciente colectivo el rol que tiene el empresariado a la hora de configurar un modelo de sociedad capaz de articular redes colaborativas.
En su núcleo central, UPPI está formada por empresas como Telefónica, Santillana, Deloitte, Arcor, Sodimac y la corporación social United Way Chile, y cuenta con el patrocinio de instituciones del Estado, entre ellas destaca el activo rol del Ministerio del Trabajo y Previsión Social, del Ministerio Secretaría General de la Presidencia, de la Fundación Integra, del Consejo Nacional de la Infancia, de la Organización Internacional del Trabajo y de la Organización de Estados Iberoamericanos.
Si bien, han pasado 57 años desde que la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó un día 20 de noviembre de 1959 la Declaración Universal de los Derechos del Niño, recién en 1990 Chile ratificó la Convención de los Derechos del Niño y la homologa al marco legal.