El estudio reveló que los reglamentos de evaluación regulan principalmente aspectos procedimentales, sin considerar aristas relacionadas con el uso de la evaluación como medio para mejorar el aprendizaje de los estudiantes. Aunque existe un discurso sobre la necesidad de diversificar la evaluación, no se dan orientaciones para ello, sostienen Carla Förster y Claudio Núñez, los investigadores detrás del levantamiento de información, y agregan que el gran número de evaluaciones exigidas y la preferencia de los establecimientos por el formato prueba dificultan la innovación de los profesores en este ámbito.
Al respecto, dentro de las conclusiones que vierte la investigación, destaca que resulta clave la retroalimentación, ya que es una acción que está mayoritariamente ausente en los reglamentos y en las prácticas evaluativas de los establecimientos analizados. Cuando se mencionan en las entrevistas, suelen asociarse a instancias de revisión posteriores a las evaluaciones sumativas, perdiendo el potencial que tienen para orientar el aprendizaje del estudiante de manera efectiva.
En esa línea, se explica que la diversidad en el aula se aborda de forma tangencial en los reglamentos, y que la evaluación diferenciada tiene un marcado carácter asistencialista, que reduce los contenidos o la exigencia de logro en lugar de dar cabida a otro tipo de evaluaciones más evolucionadas al contexto actual.
Lo anterior implica que los establecimientos estudiados requieren ampliar el enfoque evaluativo hacia uno que integre las evaluaciones formativas y sumativas y considere el proceso de retroalimentación en la planificación pedagógica, además de contar con orientaciones prácticas para que los equipos directivos y docentes dominen distintos instrumentos de evaluación, como por ejemplo, proyectos, portafolios, incorporando mayor flexibilidad según las limitaciones y potencialidades de cada formato.
Por otra parte, es dable poner mayor acento en la evaluación para estudiantes con rezago pedagógico o con necesidades educativas especiales porque debe ser considerada un recurso pedagógico que dé oportunidades a todos los estudiantes de demostrar lo aprendido, apostando por la diversificación evaluativa en lugar de la diferenciación, y ampliar la manera de evaluar en cuanto a formatos e instrumentos con apoyo de TIC si es pertinente más que reducir el número de ítems, habilidades cognitivas o bajar el porcentaje de exigencia.